Desde nuestra Web, os damos la bienvenida a todos los Cazadores que nos visitáis. La caza como actividad cinegética, es mucho más importante de lo que nos creemos u opinamos, tanto es así, que en nuestra comunidad forma parte de uno de los principales bastiones económicos, como subsector de la actividad primaria agrícola y ganadera. La actividad laboral, directa e indirecta que genera, es de vital importancia para el motor económico debido a la inmensa riqueza cinegética en nuestra región, riqueza que deberíamos fomentar y proteger de manera sostenible y nunca sostenida.
Los gestores de acotados de caza menor o mayor, deben de tener como objetivo principal, mantener esta riqueza en fusión obligada con la pureza y calidad de las especies, así como su protección y cuidado, basándose en el apoyo incondicional del servicio de Guardería “Nuestros ojos y oídos en el campo” y sobre todo, del propio cazador.
El objetivo de UNICOTOS ANDALUCIA desde sus comienzos en 2003 ha sido siempre el buen entendimiento entre acotados vecinos, la colaboración en todos los aspectos de la cada vez mas compleja y difícil Gestión Cinegética, siempre tratando de encontrar soluciones a los problemas comunes que surgen en la zona donde se ubican, contando con los inestimables servicios que nos presta la Federación Andaluza de Caza (Técnicos, Jurídicos, Laborales, Formativos etc.).
Al mismo tiempo buscar y promover la colaboración con los agricultores a través de sus Cooperativas y demás Asociaciones para que podamos ayudarnos mutuamente en todos los problemas que tenemos día a día y los que puedan surgir en el futuro, tales como… (Guardería de cosechas, controles de conejos y liebres, Jornadas formativas e informativas etc.).
UNICOTOS ANDALUCIA en definitiva es el foro donde podamos expresar con la palabra y el trabajo realizado, nuestras inquietudes y nuestras metas de cara al futuro, en el cual no caben más argumentos que la caza deportiva y donde quedan fuera todo lo que no tenga relación con nuestra actividad cinegética. (Francisco Cano)
UNICOTOS ANDALUCIA, asociación de cotos de la campiña sur cordobesa, nace porque nos dimos cuenta de que lo que verdaderamente importa es la amistad y la gestión de nuestros acotados. No por tener diez fanegas de tierra de más somos más grandes, lo que positivamente nos hace grandes, es una correcta gestión, el aprecio y la unión con nuestros vecinos.
Desaparecieron las guerras por un palmo de tierra en la linde y se esfumaron los propietarios aprovechados que exigían amenazando con llevarse sus tierras al coto vecino.
Sirvan estas líneas para darte la bienvenida a esta Web, de una asociación atípica, a día de hoy, después de ocho años, sigue bastando nuestra palabra y una asociación de amigos compuesta ya, por veintidós Sociedades de Cazadores y cotos que sólo luchan por la resolución de los problemas de los cazadores y que sólo busca hacer amigos desde el respeto y la humildad. (Cristobal Reina)
La vital importancia entre la relación de cazadores, administración y fundamentalmente los agricultores, “eslabón” primordial en la cadena de nuestra actividad cinegética, pongo como ejemplo de orgullo, la colaboración entre cazadores y agricultores en nuestra comarca, por lo que queremos hacerlo extensivo al resto de acotados para un futuro inmediato. (Pepe Navas, UNICOTOS ANDALUCIA 2010).
A mis amigos cazadores que, por descontado, no son gentecilla de poco más o menos, de esa de leguis charolados y Sarasqueta repetidora, sino cazadores que con arma, perro y bota componen una pieza y se asoman cada domingo a las cárcavas inhóspitas de Renedo o a los mondos tesos de Aguilarejo, a lomos de una chirriante burra o en tercerola, en un mixto de mala muerte, con la Doly en el soporte o camuflada bajo el asiento, sin importarles demasiado que el revisor huela al perro ni que el matacabras azote despiadadamente la paramera; a esos amigos cazadores —digo— de buen corazón y mala lengua, para quienes cazar en mano continúa siendo un deporte, pese a que la perdiz y la liebre se muestran cada día más reacias a aguardar amonadas en un chaparro, y pese, no menos, a los multitudinarios y descansados ojeos y a los pasos de palomas de Echalar, que así, tan vergonzosamente, señores, se las ponían a Felipe II; a esos cazadores —digo— que todavía van a la pieza noblemente, porque la pieza, pese a todo, aún sigue siendo para ellos un trofeo y una suculenta merienda, va dedicado este libro.
Y, en especial, a mi padre, que me enseñó a amar la caza y que a más de la escopeta, la canana y el morral, aún sube gallardamente sus ochenta años ladera arriba; y a mi cuadrilla: Antonio Merino, puntilloso tirador, Vicente Presa, a quien le gané la última comida en su feudo de Villamarciel —aquel parro le bajé yo, Vicente—, Santiago R. Monsalve, en sus primicias entusiastas, y a mi hermano José Ramón, que nos dejó por otra, y solía llevar de postre un tocinillo de cielo. A todos un abrazo.Miguel Delibes