Como cada año por estas fechas, los agricultores aplican herbicidas a los olivares para evitar la proliferación de "malas hierbas". Se trata de los herbicidas denominados "de pre-emergencia", es decir, se aplican al suelo desnudo y evitan la normal germinación de las semillas del año anterior. Si el tratamiento herbicida se realizara así tal cual, antes de nacer la hierba, hasta cierto punto podría ser hasta muy poco impactante para el medio natural.
Pero la realidad es muy distinta, pues para evitar que la hierba nazca en primavera, cuando los efectos del herbicida ahora aplicado ya han disminuido, y con el fin de evitar el coste de un segundo tratamiento, lo que generalmente se suele hacer es esperar a que las semillas de las especies mas precoces germinen, y cuando alcanzan una altura determinada, se realiza la aplicación del herbicida "de pre-emergencia" MEZCLADO CON OTRO DE "POST-EMERGENCIA".
Así se consigue secar la hierba ya nacida y evitar la germinación de las semillas aún por brotar. Dicho así, se puede entender como que resulta perfecto, debido a que de una sola tacada los agricultores matan dos pájaros de un tiro. Pero nunca mejor dicho, la realidad es que "de una sola tacada", se está tirando sobre la hierba una mezcla de dos tipos distintos de herbicidas: El de pre-emergencia, que se debería aplicar al suelo desnudo, y el de post-emergencia, que no debería aplicarse mezclado con el primero.
¿Que se consigue? que la fauna silvestre que se alimente con las primeras hierbas de la temporada, consuma una ensalada aliñada con dos productos químicos de distinta naturaleza que al mezclarlos entre sí han formado una sustancia no analizada y de resultados no ensayados y por lo tanto no controlados, desconociendo los riesgos.
1ª consecuencia: fauna silvestre alimentada con un producto químico de naturaleza desconocida que, por supuesto, le afectará de modo negativo sin saber exactamente hasta qué punto.
2ª consecuencia: Como la mayoría de las sustancias químicas, el resultado obtenido de la mezcla de herbicidas, se acumulará en el organismo de los seres vivos que la ingirieron y probablemente muchos de ellos, al ser piezas de caza, pueden pasar a la cadena alimentaria humana.
3ª consecuencia: Igual que no se sabe de qué forma puede afectar a la fauna silvestre, tampoco se sabe que puede ocurrir con la vegetación, recordemos que se trata del resultado de mezclar dos sustancias químicas destinadas a su utilización por separado.
Y así podría seguir relacionando posibles efectos adversos del resultado de una mala aplicación de herbicidas, cuya práctica está más extendida de lo que sería de desear, y que, en muchos casos, se hace de manera inconsciente por parte de agricultores no formados ni informados suficientemente.
Desde hace tiempo se sospecha que los herbicidas están afectando negativamente a las poblaciones de perdices, liebres y conejos, sin olvidar a las aves insectívoras, etc. etc., pero la administración está haciendo caso omiso por evitar males mayores, como puede ser el caso que expongo de la mezcla de herbicidas.
Solo con leer la etiqueta de los envases que esté utilizando un agricultor se puede saber qué tipo de herbicidas se están mezclando.
Si alguna persona detecta estas malas prácticas, puede y debe comunicarlo a las autoridades competentes, o al menos, ponerlo en conocimiento del personal de guardería del acotado o sus directivos, los cuales tienen suficiente conocimiento del protocolo a seguir.
Piensen que es responsabilidad de todos, cazadores o no, agricultores o no, el cuidar nuestro entorno natural.
F. C. R.